Últimamente me estoy encontrando cada caso de gilipollez extrema que no sé si orbito en un planeta diferente, si debo mudarme de país, someterme a una operación de aplanamiento de la cabeza o, simplemente, cesar cualquier actividad cerebral…
Me explico. ¿Qué cálculo matemático o razón le da a una persona el derecho de jugar con los sentimientos de otra?, ¿a qué coño hemos llegado que la misma gente que decides dejar en el estante de los muñecos rotos, salta a tu cama para despertarte de los mejores sueños?.
La sinrazón de venir a hurgar en la herida parece estar de moda. Tanto que me tienta todos los días el tocar con mi propio dedo, delante de mis amigos, delante de mis anhelos, delante del espejo.
Menos mal que aún rescato y rescataré algún bello recuerdo de estos días: la morena con novio y moto con la que charlé en el parque, la mesa más sucia de la cafetería (que a la vez brillaba más que ninguna en la que me haya sentado), la otra morena, que lanzaba las miradas más seductoras que he presenciado, a la que no le importó alejarse con migo para ver llorar a mi corazón…
Espero saber valorar esto gesto de gente tan estupenda. Espero que lean esto y lo comprendan. Espero ser tan hábil que cada uno se reconozco entre estas lineas. Pero bueno, ahí están, haciéndome reír y tirándome, de vez en cuando un salvavidas que me permita seguir a flote un día más…
Gilipollas la gente, coño!!!
P.D.: Marion, ya se tu nombre. También sé leer en esos preciosos ojos. El lunes iré a por ti…
P.P.D.: Lola, te prometía algo rosa. Que los demás me perdonen.
Visto en http://elrelampagoenvena.blogspot.com/
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